Límites entre lobby legítimo y tráfico de influencias penal

Imagina que un buen amigo, con buenos contactos en la administración, te ofrece conseguir una subvención o una licencia mucho más rápido… a cambio, claro está, de “un favor”.
Esto te debería sonar porque ya te lo hemos explicado en algún que otro post. Pues esa línea, que a veces es demasiado fina, separa una gestión limpia de tu negocio de un delito penal llamado tráfico de influencias, y cruzarla puede salir muy caro.
Pero en este artículo no te hemos venido a hablar de nuevo de este delito, si no para explicarte cómo distinguir un lobby legítimo de cuando se está cometiendo un delito de tráfico de influencias.
Porque muchas veces… es realmente complicado
¿Qué es el lobby y por qué es legal?
El lobby no es una entidad mala por sí mismo como muchas veces nos hacen ver en las noticias. De hecho, está reconocido en democracias como la española.
Es la práctica de defender intereses (de una empresa, un colectivo o incluso una ONG) ante quienes toman decisiones públicas.
Lo importante es hacerlo con transparencia, sin presiones ilegales y sin esconder las cartas que se van a jugar.
Ejemplo de lobby legal
Una asociación de autónomos pide reunirse con un diputado para proponer cambios en la ley de cotizaciones de la Seguridad Social.
Lo hacen por escrito, dejan constancia de la reunión y todo queda documentado.
Esto es totalmente legal. Es más, es un derecho que tiene cualquier ciudadano en España.
¿Y cuándo hablamos de tráfico de influencias?
Aquí ya pasamos a hablar de un delito.
El tráfico de influencias se comete cuando alguien se aprovecha de sus relaciones personales o de poder para influir en una decisión pública, con el fin de obtener un beneficio indebido, normalmente económico, para sí o para un tercero.
Está regulado en los artículos 428 a 430 del Código Penal español, y se castiga con penas de prisión y multa.
Ejemplo que lo deja bastante claro
Pedro es amigo de un alto funcionario y le ofrece a un empresario “agilizarle” la adjudicación de un contrato público a cambio de 5.000 €.
Aunque Pedro no ocupe cargo público, si consigue que el funcionario actúe a su favor, estamos ante un claro delito de tráfico de influencias.
Las diferencias clave que debes tener claras
Aquí te dejamos un resumen para que no te quede todo mucho más claro:
Característica
Lobby legítimo
Tráfico de influencias penal
Legalidad
Reconocido y regulado
Delito penal
Transparencia
Abierto y documentado
Oculto y con conexiones personales
Finalidad
Defender un interés lícito
Obtener beneficio indebido
Método
Información y persuasión
Presión, favores o pagos
Daño a la administración
No
Sí, se afecta su imparcialidad
¿Cuándo estás realmente en riesgo de cometer un delito?
La clave está en los elementos que deben probarse ante un Tribunal para que exista el delito:
- Influencia real o fingida sobre un funcionario.
- Aprovechamiento de relaciones personales o de poder.
- Búsqueda de un beneficio indebido (aunque no se llegue a obtener).
- Afectación a la imparcialidad de la administración.
- Dolo: se actúa sabiendo que lo que se hace es ilegal.
Y todo esto, además, debe poder probarse con pruebas y evidencias: correos, grabaciones, testimonios, pagos, etc.
¿Se puede prevenir este delito?
Sí. La prevención empieza por la transparencia.
En muchos países, y en España cada vez más, se están estableciendo registros de lobistas, con la obligación de publicar agendas de reuniones y reglas claras sobre conflictos de intereses.
¿Qué puedes hacer si sospechas que estás ante un caso de tráfico de influencias?
Si te ofrecen algo “bajo cuerda”, no mires hacia otro lado.
Ya sea porque estás siendo víctima o porque te piden que participes, lo primero es no actuar sin un asesoramiento especializado.
Habla con uno de nuestros abogados penalistas especializados y recopila toda la información posible: mensajes, grabaciones, testigos…
Y si ya estás siendo investigado por este delito, es crucial que podamos analizar bien las pruebas.
Muchas veces se persigue penalmente una simple recomendación o gestión legítima que no llega a ser delito.
Así que, si alguien te propone usar sus “contactos” para conseguirte un trato especial en la administración, huye.
Porque aunque hoy parezca una oportunidad, mañana puede ser un procedimiento sumario con la posibilidad de pasar en prisión muchos años.
Estar bien informado es tu mejor defensa.
Y si tienes dudas, consulta siempre con profesionales del derecho penal.
Es mucho mejor y más rentable prevenir que acabar sentado en el banquillo de los acusados.
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