¿Qué se considera tráfico de influencias en el ámbito empresarial?

En muchas ocasiones cuando escuchas en las noticias las palabras “tráfico de influencias”, probablemente pienses en políticos corruptos o funcionarios que hacen favores.
Pero… ¿sabías que también puede ocurrir dentro de tu empresa o incluso desde ella?
El tráfico de influencias es un problema que no sólo afecta al sector público. Si tu empresa intenta conseguir contratos, favores o ventajas mediante contactos personales en lugar de por sus propios méritos, podrías estar rozando –o cruzando– la línea delictiva.
Te lo explicamos a continuación.
¿Qué es exactamente el delito de tráfico de influencias?
En palabras sencillas que puede entender cualquiera, el tráfico de influencias se da cuando alguien utiliza sus relaciones personales, políticas o jerárquicas para influir de forma indebida en decisiones que afectan a una empresa con el fin de obtener un beneficio para sí mismo o para otro.
Y aunque el Código Penal, en sus artículos 428 a 430 lo vincula principalmente con la función pública, este delito también se traslada fácilmente al mundo empresarial.
Porque no hace falta que el favor llegue a producirse, basta con intentar influir indebidamente en una decisión que afecte a la empresa, una licitación, una contratación, etc…
Algunos ejemplos reales para que no caigas en ellos
Vamos a aterrizar el concepto con situaciones y ejemplos concretos que, si se dan en tu empresa, podrían ser considerados tráfico de influencias:
- Pedir un favor político para ganar un contrato público: Imagina que tienes un conocido en el Ayuntamiento y le llamas para “facilitar” que tu empresa se lleve una licitación. Aunque creas que es “solo un empujoncito”, más bien va a ser un delito.
- Colocar a un familiar en un puesto sin méritos: Si un directivo fuerza la promoción de un sobrino solo por ser familia, dejando fuera a candidatos más preparados, hablamos de influencia indebida.
- Evitar una sanción gracias a un contacto en la administración: ¿Un inspector que no aparece a la cita tras una llamada a un “amigo” en Hacienda? Suena a delito, ¿verdad?.
- Lograr beneficios fiscales con ayuda política: Si accedes a subvenciones o deducciones gracias a relaciones personales, se estará cometiendo otro acto delictivo.
¿Quién responde ante la comisión de un delito de tráfico de influencias?
Tanto las personas físicas (empleados, directivos, socios…) como las empresas (personas jurídicas) pueden ser condenadas por tráfico de influencias.
Condenas para personas físicas
- Prisión de 6 meses a 2 años
- Multas económicas (del tanto al duplo del beneficio buscado)
- Inhabilitación de 5 a 9 años para ejercer cargos públicos
Condenas para empresas
- Multas penales de 6 meses a 2 años
- Prohibición de contratar con el sector público
- Pérdida de ayudas, bonificaciones o subvenciones por hasta 10 años
- En casos graves, incluso disolución de la empresa
¿Cómo puedes intentar evitar que tu empresa cruce esta delgada línea?
La mejor defensa no es negar que algo ocurra, sino prevenirlo con políticas claras y controles internos. Te dejamos algunos aspectos que consideramos claves:
- Plan de Compliance penal: No basta con tener un manual, hay que aplicarlo, revisarlo y formar al equipo.
- Canales de denuncia confidenciales: Para que cualquier empleado pueda alertar sin miedo si detecta irregularidades.
- Código ético firme: Que prohíba expresamente las prácticas del tráfico de influencia.
- Formación continua en ética empresarial: Para que todos sepan lo que está (y lo que no está) permitido.
¿Cómo saber si lo que haces puede ser delito?
Hazte estas preguntas:
- ¿Estoy usando una relación personal para lograr algo que normalmente no conseguiría?
- ¿Estoy saltándome procedimientos legales?
- ¿Estoy buscando un trato de favor por encima de la competencia?
Si alguna respuesta es “sí”, estás en zona de riesgo. El Código Penal no requiere que obtengas el beneficio: basta con influir indebidamente para intentar conseguirlo.
¿Y si no lo sabías? ¿Puede tu empresa evitar la responsabilidad?
Sí, pero solo si demuestras que hiciste todo lo posible para prevenirlo. Aquí es donde el compliance penal cobra fuerza:
- Políticas de prevención claras
- Formación continua en ética y legalidad
- Mecanismos de detección y sanción interna
- Documentación de procesos clave
… y aún así un empleado actúa por su cuenta, puedes evitar la responsabilidad penal de tu empresa. Pero si no hay ningún control, la empresa podría llegar a ser condenada.
Lo que no puedes ignorar si diriges una empresa
El tráfico de influencias no es una “picardía” ni un atajo para hacer negocios. Es un delito penado por el Código Penal español.
Si se detecta en tu empresa, las consecuencias pueden ser devastadoras: multas, pérdida de contratos públicos, inhabilitaciones e incluso el cierre.
Si quieres proteger tu negocio y tu reputación, implanta un plan de Compliance Penal porque de lo contrario, los favores, los atajos y los “contactos útiles” pueden salirte muy caros.
La prevención no es un coste, es una inversión. Recuérdalo.
Si tienes dudas o necesitas ayuda, consulta con uno de nuestros abogados penalistas expertos en empresa.
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