Estrategias de defensa que se pueden aplicar en un proceso penal
Una de las funciones más importantes de los abogados penalistas es la de diseñar las estrategias de defensa en el proceso penal. Un buen diseño de la estrategia puede ser clave para alcanzar el éxito. En este post te contamos cuáles son las dos estrategias de defensa más utilizadas y qué claves se pueden se pueden seguir para diseñar una buena estrategia.
¿Qué tipos de estrategias de defensa penal existen?
En el proceso penal actual se parte de la presunción de inocencia, por lo tanto, para probar la culpabilidad del acusado, la acusación debe proponer una hipótesis sobre cómo han ocurrido los hechos.
Básicamente podemos hablar de dos tipos de estrategia de defensa penal:
- La primera consiste en desacreditar la hipótesis elaborada por la acusación.
- La segunda consiste en plantear una hipótesis alternativa.
Estas dos estrategias se pueden utilizar de forma conjunta porque no se excluyen la una a la otra.
El juez lo que debe hacer es tomar una decisión en base a los argumentos de las partes en el juicio y establecer una conexión entre los hechos ocurridos y la persona presuntamente culpable.
Claves que se pueden seguir en una estrategia de defensa penal
Aunque cada proceso penal es distinto y cada abogado penalista tiene una forma de actuar, se pueden establecer una serie de claves básicas de la estrategia de defensa penal, que son las siguientes:
- Establecer un objetivo. Como decíamos anteriormente, no todos los procesos son iguales, en algunos casos el objetivo es lograr la libre absolución del cliente y en otros ganar el pleito, por ejemplo. En este sentido es fundamental ser realista, para evitar establecer objetivos que son imposibles y que pueden perjudicar al cliente. Por ejemplo, es complicado defender a un cliente que ha dado positivo en un control de alcoholemia que se ha realizado con todas las garantías.
- Elaborar una estrategia general y una estrategia específica. Por un lado, debe elaborarse una estrategia para todo el proceso penal y, por otro lado, una estrategia para cada acto procesal. Todas las estrategias deben estar enfocadas al objetivo establecido. Por ejemplo, puede ser perjudicial para el cliente desvelar la versión de los hechos que vamos a defender antes de tiempo.
- Controlar en qué momento declara el acusado. Es importante que el abogado penalista controle el momento el que acusado declara. En muchos casos el derecho a guardar silencio puede ser un gran aliado, puesto que a medida que avanza la instrucción del procedimiento se pueden conocer las pruebas de cargo y preparar mejor la defensa, así como la declaración del acusado.
- Aplicar la prudencia en los interrogatorios. Es importante no hacer preguntas a los testigos cuando el abogado no conoce la respuesta, puesto que podría recibir una respuesta que incrimine al cliente.
- Ser breve. Es importante hablar de forma clara frente al Tribunal y establecer las cuestiones más importantes, de manera que se mantenga la atención de los jueces y el resto de los oyentes.
Aunque estas normas son muy genéricas, puesto que cada abogado penalista tiene su experiencia y su forma de trabajar, pueden ser las bases para establecer una estrategia procesal que sea la clave de la defensa.